A la sombra de tu arbóreo invierno
La noche era creciente
No existían enjambres
De minutos y responsabilidades
Hablar era mi oído
Y tus silencios eran de abrazo
Cómo fue que la distancia
Se puso a beber más de la cuenta
Cómo fue que nos dejamos
En los estantes de los objetos perdidos
Tanto destino sin estrenar
Quién de los dos va a reclamar
La llave arrojada
Dentro de nuestro cuarto dormido.