Musa sin tiempo
te entregas en brazos amantes
las equidistantes sombras se anulan
y es sólo la penumbra quien murmura
y el silencio es
de pieles que conjugan dulzuras
de salados labios que gritan
el arrullo pendular de los roces
Musa sin ataduras
te vuelves frágil temblor
y fragancia terrena y etérea
eres la que brinda desvelos
para luego tu desnudez calmar
en los ojos cerrados de besos.
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