Te llevaste la inconstancia
de tus tostadas para raspar
dejaste hecha un bollo tus sombras
y las sobras de tu aroma
Te llevaste los dulces precipicios
donde me arrojabas a la medianoche
y abandonaste las ganas de
compartir los acuerdos tácitos
y desordenaste alfabéticamente
los problemas sin resolver
Te llevaste las miradas impregnadas
en los desgastados rincones
y la simple alegría
que venía de festejo
Dejaste atadas las preguntas
que me ladran cada mañana
Te llevaste demasiado
y me dejaste el alma
con el agua hasta el cuello
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