Te llevaste demasiado
El accidente de despertar
se vuelve agonía
y una embriaguez de vacío
se aferra a cada paso
Te llevaste la oscuridad
esa sinluz tan necesaria
para sentir que vale la pena
soportar la diurna muerte rutinaria
Te llevaste los senderos
Un laberinto de ficciones
debo probar todos los días
para no encontrar en la salida
la certeza de tu cuerpo ausente
Te llevaste las ciegas palabras
los roces que solías pronunciarme
Y dejaste el silencio tardío
para que me ahogue con tu boca
y sus rojos pétalos de adiós.
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